HISTORIA CLÍNICA DE ARGENTINA
El 12 de Junio del 2002 los argentinos nos desayunábamos con una noticia inesperada, dolorosa y cruel: nuestra selección quedaba elimindada en primera ronda del Mundial de Japon-Corea.
Atónitos e incrédulos nos mirábamos buscando explicaciones que no existían, como esos jugadores vestidos de azul lo hacían, llorando, dentro del fantástico estadio de Saporo. Como siempre, buscamos un culpable a la catástrofe futbolística y sólo encontramos la tibia autocrítica del entrenador que nos decía: "no supe encontrar la mejor forma del equipo en el momento adecuado". Poco para lo que necesitábamos, como en los tres partidos que duró "nuestro" torneo que además terminaría de la peor forma con Brasil como campeón.
Desde ese fatídico día, la selección argentina comenzaría a sobrellevar una enfermedad que yo denominé: "el síndrome Japón-Corea". Los síntomas eran claros: descontento e indiferencia de la gente, miedo a formular grandes declaraciones públicas y desconfianza a los integrantes del equipo y se manifestaron en este tiempo a pesar de la medalla de oro de los juegos olímpicos y los segundos puestos en la Copa América y la Copa Confederaciones.
Cuatro años y cuatro días después, el 16 de Junio del 2006, Argentina se curó. Con la aplastante victoria frente a Serbia y Montenegro, y la posterior de Holanda frente a Costa de Marfil, nuestro equipo clasificó a octavos de final dejando atrás a dos supuestos buenos equipos pero fundamentelmente relegando a los fantasmas, al miedo y poniéndole fin a esa enfermedad que lo aquejó durante cuatro años.
"Ahora somos candidatos" dicen por ahí, pero yo no creo que sea para tanto todavía. Lo fundamental es que la selección argentina está sana y goza de muy buena salud...en buena hora.
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