"Desde el campito"
¿Quien no ha jugado en un "campito" alguna vez? Aaahh ssiii....ahora le dicen "potrero"; pero para mí fué, es y seguirá siendo "el campito".
Especie en extinción debido a la modernidad, los campitos albergaron a todos los niños y no tanto que quería jugar fulbito. Por ellos pasaron los más grandes, los que no llegaron a jugar profesionalmente y hasta los que no les gustaba el fútbol y los ponían para hacer número.
En este momento se me vienen a la memoria varios campitos de Rafaela: Uno de calle Laserre al que llamábamos "la canchita de cristal" vaya a saber por qué razón, que hoy tiene edificado una serie de departamentitos; otro de calle Santiago Shine en donde debíamos luchar contra la usurpación de los bochófilos de las 18.00 hs en donde hoy hay una casa y un jardín de infantes; uno más en calle Necochea al 800 más o menos al cual ya le perdí la referencia y el último que recuerdo es el de calle Ciudad de Esperanza donde hoy como homenaje póstumo edificaron canchitas de fútbol cinco.
Con césped ó sin él; generalmente con yuyos, cardos y piedras. Sin agua ni sombra. Con vecinos celosos que odiaban a los visitantes. Con los insectos cómo únicos testigos, por los campitos pasaron personajes que parecían repetirse una y otra vez en cada picadito que se armaba:
"El coqueto": Vestido como si fuera a jugar la final del mundo, hasta con botines, pasaba por el partido sin pena ni gloria.
"El habilidoso": Todos se peleaban para jugar con él. Generalmente un poco mayor que los demás, convertía 10 de los 12 goles de su equipo.
"El desinteresado": Como dije anteriormente, jugaba para hacer número. O de defensor reventando para arriba cualquier pelota que le llegaba o de delantero charlando con el arquero rival. Era el primero en tener sed.
"El colado": Siempre faltaba uno para ser equipos parejos en número de jugadores. Y siempre aparecía un pibe que nadie conocía y al cual se invitaba a participar. Llamado generalmente por alguna característica sobresaliente, éste "Flaco" ó "Enano" ó "Azul" (por el color de su remera) era una incógnita y nunca se sabía como iba a responder a las exigencias del partido.
Con pelotas de cuero, de goma ó de plástico. Con botines, zapatillas ó descalzos. Dos contra dos ó los de River contra los de Boca. A doce, ó hasta que nos llamen. Con arcos armados con dos pulloveres ó piedras. Con arqueros "volantes", mateceros y con ó sin comparación, doy lo que no tengo por un picadito de barrio. ¿Y ustedes?
Especie en extinción debido a la modernidad, los campitos albergaron a todos los niños y no tanto que quería jugar fulbito. Por ellos pasaron los más grandes, los que no llegaron a jugar profesionalmente y hasta los que no les gustaba el fútbol y los ponían para hacer número.
En este momento se me vienen a la memoria varios campitos de Rafaela: Uno de calle Laserre al que llamábamos "la canchita de cristal" vaya a saber por qué razón, que hoy tiene edificado una serie de departamentitos; otro de calle Santiago Shine en donde debíamos luchar contra la usurpación de los bochófilos de las 18.00 hs en donde hoy hay una casa y un jardín de infantes; uno más en calle Necochea al 800 más o menos al cual ya le perdí la referencia y el último que recuerdo es el de calle Ciudad de Esperanza donde hoy como homenaje póstumo edificaron canchitas de fútbol cinco.
Con césped ó sin él; generalmente con yuyos, cardos y piedras. Sin agua ni sombra. Con vecinos celosos que odiaban a los visitantes. Con los insectos cómo únicos testigos, por los campitos pasaron personajes que parecían repetirse una y otra vez en cada picadito que se armaba:
"El coqueto": Vestido como si fuera a jugar la final del mundo, hasta con botines, pasaba por el partido sin pena ni gloria.
"El habilidoso": Todos se peleaban para jugar con él. Generalmente un poco mayor que los demás, convertía 10 de los 12 goles de su equipo.
"El desinteresado": Como dije anteriormente, jugaba para hacer número. O de defensor reventando para arriba cualquier pelota que le llegaba o de delantero charlando con el arquero rival. Era el primero en tener sed.
"El colado": Siempre faltaba uno para ser equipos parejos en número de jugadores. Y siempre aparecía un pibe que nadie conocía y al cual se invitaba a participar. Llamado generalmente por alguna característica sobresaliente, éste "Flaco" ó "Enano" ó "Azul" (por el color de su remera) era una incógnita y nunca se sabía como iba a responder a las exigencias del partido.
Con pelotas de cuero, de goma ó de plástico. Con botines, zapatillas ó descalzos. Dos contra dos ó los de River contra los de Boca. A doce, ó hasta que nos llamen. Con arcos armados con dos pulloveres ó piedras. Con arqueros "volantes", mateceros y con ó sin comparación, doy lo que no tengo por un picadito de barrio. ¿Y ustedes?
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