GRANDES JUGADORES DE FULBITO
Ya hablamos de lo campitos y de algunos personajes que solían pasar por allí. Ahora quiero que recordemos juntos algunas cosas:
Generalmente cuando el número de participantes no alcanzaba para jugar un partido, se recurría a otros juegos que incluían destreza con el balón; ahora es el turno de recodar alguno de ellos:
"El 25": De dos o más particiantes. Uno iba al arco y los demás lo sometían a un peloteo constante. Cada gol que le hacían sumaba un punto en su contra así hasta llegar a 25 en que era ajusticiado a manos de los demás. Eso si, la forma de hace cada gol tenía su valor, por ejemplo: de taquito valía 10, de chilena 20, de cabeza 5 y finalmente de cañito: 25 (por gil). El jugador que pateaba afuera era el que entraba al puesto de arquero.
"El Golentra": Para tres o más participantes. Uno iba al arco y los demás intenaban hacerle un gol. El que lo lograba ocupaba la valla.
"Los penales": no les voy a explicar, cae de maduro.
En esos juegos y en los clásicos "picaditos" había participante que se destacaban por su habilidad, por su destreza. Jugadores que no les daba la chapa para jugar en un club pero que lo hacían muy bien de manera informal. Permítanme que les cuente de algunos:
Cristian: no me acuerdo de su apellido. Flaco, longilíneo, habilidoso, sutil, goleador. Desparramó clase por los canteros de Bulevar Lehmann al 700. Producto de un accidente de su infancia lucía un ojo de vidrio por lo que, los demás calculábamos, era la causa de su exelente puntería para colocar la pelota donde quería. Nunca quiso jugar en un club...según él, no tenía ganas de ir a practicar.
"Tute" Franzetti: ¡¡Que arquero por Dios!! Imposible hacerle un gol. Un gato de ágil. Atajaba hasta el viento. Equipo que lo tenía en sus filas, ganaba seguro ya que mantenía su valla invicta. Producto de una descomunal actuación en un picadito un "observador" de los que nunca faltan lo invitó a probarse en un partido amistos en la octava de Quilmes contra Atlético . Se comió nueve.
Mauricio Cardozo: "Carozo" ó Carocho" para los amigos. Delantero goleador con el arco entre ceja y ceja. Tenía la particularidad de ir corriendo con la pelota en los pies y relatando el partido al mismo tiempo. Se nombraba a sí mismo con extraños apellidos de jugadores marroquíes. Más tarde se hizo hincha de Camerún y todavía hoy se lo ve juando picaditos con la camiseta verde de Roger Milla. Un desobediente táctico que era imposible que cuadre en un equipo de club.
El Checho: El Maradona de los campitos. Con eso te la pinto. Lástima su carácter.
Infancia, campitos, juegos, jugadores....el fútbol como parte de todo....¿lindo no?
Generalmente cuando el número de participantes no alcanzaba para jugar un partido, se recurría a otros juegos que incluían destreza con el balón; ahora es el turno de recodar alguno de ellos:
"El 25": De dos o más particiantes. Uno iba al arco y los demás lo sometían a un peloteo constante. Cada gol que le hacían sumaba un punto en su contra así hasta llegar a 25 en que era ajusticiado a manos de los demás. Eso si, la forma de hace cada gol tenía su valor, por ejemplo: de taquito valía 10, de chilena 20, de cabeza 5 y finalmente de cañito: 25 (por gil). El jugador que pateaba afuera era el que entraba al puesto de arquero.
"El Golentra": Para tres o más participantes. Uno iba al arco y los demás intenaban hacerle un gol. El que lo lograba ocupaba la valla.
"Los penales": no les voy a explicar, cae de maduro.
En esos juegos y en los clásicos "picaditos" había participante que se destacaban por su habilidad, por su destreza. Jugadores que no les daba la chapa para jugar en un club pero que lo hacían muy bien de manera informal. Permítanme que les cuente de algunos:
Cristian: no me acuerdo de su apellido. Flaco, longilíneo, habilidoso, sutil, goleador. Desparramó clase por los canteros de Bulevar Lehmann al 700. Producto de un accidente de su infancia lucía un ojo de vidrio por lo que, los demás calculábamos, era la causa de su exelente puntería para colocar la pelota donde quería. Nunca quiso jugar en un club...según él, no tenía ganas de ir a practicar.
"Tute" Franzetti: ¡¡Que arquero por Dios!! Imposible hacerle un gol. Un gato de ágil. Atajaba hasta el viento. Equipo que lo tenía en sus filas, ganaba seguro ya que mantenía su valla invicta. Producto de una descomunal actuación en un picadito un "observador" de los que nunca faltan lo invitó a probarse en un partido amistos en la octava de Quilmes contra Atlético . Se comió nueve.
Mauricio Cardozo: "Carozo" ó Carocho" para los amigos. Delantero goleador con el arco entre ceja y ceja. Tenía la particularidad de ir corriendo con la pelota en los pies y relatando el partido al mismo tiempo. Se nombraba a sí mismo con extraños apellidos de jugadores marroquíes. Más tarde se hizo hincha de Camerún y todavía hoy se lo ve juando picaditos con la camiseta verde de Roger Milla. Un desobediente táctico que era imposible que cuadre en un equipo de club.
El Checho: El Maradona de los campitos. Con eso te la pinto. Lástima su carácter.
Infancia, campitos, juegos, jugadores....el fútbol como parte de todo....¿lindo no?
1 Comments:
Jajajaja lloré con la descripción del tal "Cardozo", creo quer ecuerdo ele co de su nombre en los recovecos de mi infancia. ¿En serio el Chechoe ra tan bueno? Mirá vos qué groso. Falta una descripción tuya: un bicho raro. Jugaba malñ al fútbol, bien al básquet, no jugó profesional al basquet, quiso ser periodista deportivo (que es manotazo de ahogado) y ahora tiene un blog... tenés que admitir que fuiste desendiendo!
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