AUTÓGRAFOS

Una de las cosas que siempre me llamaron la atención en este mundo es la contínua necesidad de la gente por conseguir souvenirs de sus ídolos. Siempre me pregunté que era lo que llevaba a una persona a tratar de poseer algo usado por su admirado y que necesidad lograba satisfacer con ello, pero hasta hoy sigo sin respuesta. Dentro de esa duda, lo que más me intrigaba eran los autógrafos. ¿Qué gana un fan con tener un garabato que no llega a ser firma de un deportista, un actor ó un dirigente? Lo único que se me ocurre es que de esa forma puede testimoniar ante otros su encuentro con el personaje famoso; pero como reliquia, un autógrafo para mi tiene sabor a poco.

Yo alguna vez he sucumbido a la tentación de pedir un autógrafo. Tenía doce años y con motivo de un viaje escolar estaba en Buenos Aires y me tocó compartir hotel con varios planteles de equipos de básquetbol que estaban en la ciudad disputando un campeonato internacional. Abombado por la sorpresa de tener varios monstuos de la anaranjada ante mi, aproveché la oportunidad para fotografiarme con ellos y como buen fan insoportable, las imágenes tomadas me parecieron poco e hice firmar varias servilletas de papel que conseguí en el bar. Así que a fin del día logré una buena colección entre los que se destacaban los nombres escritos de puño y letra de Miguel Cortijo, Héctor "Pichi" Campana, Diego Maggi, Drazen Petrovic, Tyrone Boguess y mi ídolo de la infancia basquetbolística, el lituano Arvidas Sabonis un grandote de mal carácter que aceptó de mala gana mi requerimiento, diciéndome cosas inentendibles que podían traducirse fácilmente por el tono en que usó (ahí dejó de ser mi ídolo). Al tiempo, y al observar esos papeles ya amarillos con la tinta corrida producto de la humedad del lugar donde los guardaba, me di cuenta que atesorar un garabato tanía poco sentido para mí ya que éstos no me agregaban nada a esos recuerdos que todavía hoy tengo frescos en la memoria y fue tal vez ahí que comencé a tener las dudas que planteaba al principio.

Días atrás un nuevo hecho me hizo profundizar aun más mi negativa a los autógrafos. Venía caminando y en un Fiat 128 Modelo 1980 más ó menos que estaba estacionado encontré esto:

¿Alguien me explica de que sirve tener la calco de una gigantografía de una firma de Maradona pegada en la luneta de tu auto?