PENDENCIEROS
El gigante Mundo Fútbol, por mas grande que parezca, es solo un extracto de lo que vemos a diario en el todavía mas extenso Planeta Tierra y, por ello, en él podemos encontrar a jugadores con todo tipo de personalidades.
La forma de ser de los players, es parte fundamental de su forma de desempeñarse en un campo de juego y por ello los entrenadores tratan de combinar a jugadores con diferentes comportamientos para lograr un equilibrio de egos que redunde en el beneficio grupal. Pero cuando un equipo se encuentra con un jugador pendenciero (Persona propensa a riñas, según el diccionario) esta ansiada armonía grupal se ve afectada, ya que la petulante personalidad de uno solo, puede sacar de las casillas a varios, tanto propios como extraños.
Los argentinos hoy tenemos el caso de Teófilo Gutierrez como un ejemplo para observar. El colombiano, llegó en silencio al fútbol de nuestro país, pero con el correr del tiempo y sus buenas performances, fue in crescendo en sus actitudes provocativas contra rivales y, a veces, hasta con sus mismos compañeros. Esas acciones, si bien gustan en la propia afición, pueden considerarse como una venta de humo al por mayor, no hacen mas que ganarse el odio de los contrarios y está comprobado que trae mas sinsabores que beneficios.
En temporadas anteriores hemos podido observar otros casos de este tipo de jugadores: los paraguayos Roberto Cabañas y José Luis Chilavert, y en menor medida Cristian Fabbiani fueron el fiel reflejo de lo que contamos y sus actuaciones, si bien eran muy rendidoras dentro del campo de juego, siempre estaban teñidas por la soberbia, el egoísmo, el gaste al rival y la necesidad de que sus compañeros de equipo estén contínuamente atentos a cuidarlos de algún ajusticiamiento por mano propia por parte de un rival. Y eso atentaba en contra al rendimiento grupal.
Los que observamos DESDE EL TABLÓN debemos estar totalmente en contra de este tipo de jugadores ya que sus actitudes fuera de lugar pueden llevar al fracaso de un partido ó de un equipo y es menester que los jefes de grupo, cuando detecten un caso así dentro de un plantel, se esmeren por corregirlo antes de que sea demasiado tarde.
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