LA PATA MAS IMPORTANTE

Quienes seguimos los avatares del fútbol, y especialmente cuando nos toca hablar de algún equipo campeón, habitualmente escuchamos la remanida frase de que los triunfos se basan en tres patas: Jugadores, Cuerpo Técnico y Dirigentes. Y si analizamos esta afirmación nos daremos cuenta que ésta es bastante cierta, lógica y marca algo que debe darse en cualquier ámbito de gente que tenga un objetivo en común: la comunión de todas las partes intervinientes.

Ahora bien, acompañanado a la mencionada frase que hoy nos convoca, surge una disyuntiva que genera acalorados debates (¿?): Si la hay,¿cual de las tres patas es la más importante? Y, según mi punto de vista, la respuesta no tardaría mucho en salir a la luz: La pata más importante de esta base, es la de los DIRIGENTES.

Les guste ó no a los ortodoxos enamorados del juego de la pelota, que delegan en la calidad de los jugadores ó en la capacidad de un entrenador el curso de las acciones, yo pienso (y, sin ofender, creo no equivocarme) que la parte fundamental e indispensable de esta sociedad tripartita, son los dirigentes de la institución ya que ellos son los que decidirán a que entrenador contratar y serán los encargados de proveerle los recursos, tanto humanos, materiales ó económicos, para que éste pueda elegir el mejor plantel para llegar a los objetivos propuestos.

A lo largo de la historia tenemos innumerables ejemplos de equipos humildes y con ignotos integrantes, que se hicieron grandes, gracias al apoyo de dirigentes que se atrevierona ver un poco más allá. Lamentablemente, también tenemos casos inversos, donde equipos que a priori se mostraban como excelentes, terminaban en el fracaso debido a la falta de dirigentes capaces ó idóneos en la materia. Si observamos la actualidad del fútbol de nuestro país, no es casualidad que nos encontremos con que los tres clubes de Primera División cuyos dirigentes están mejor vistos y mantienen a sus instituciones en orden, como los son Velez, Lanús y Estudiantes, sean los protagonistas de todos los campeonatos. El ejemplo opuesto son los clubes más grandes de Argentina: Boca y River. El primero, que no hace mucho tenía una administración ordenada que la catapultó a los primeros planos deportivos, hoy se encuentra con déficit operacional y directivos que no conocen de fútbol lo que hace que le deleguen todo a un tercero (manager) que pagan al precio del oro. En cuanto al club de la banda roja, la realidad es gris (justo como el color de su nueva camiseta), sus dirigentes dieron sobradas muestras de ineptitud y los socios e hinchas cuentan los días que faltan para que estos abandonen de una vez por todas sus cargos mientras en materia futbolística el equipo se desangra cada vez más y va perdiendo el prestigio que supo conseguir alguna vez.

Como ven, el contar con directivos que saben lo que hacen y trabajan por el bien de un club, hoy por lo menos, es la condición fundamental que deben tener los equipos para trascender aunque dentro del rectángulo de juego, si dependan de lo que hagan los jugadores y entrenadores. Pero, en el antes y el despues, son los dirigentes quienes solventan, apoyan, creen, sueñan y trabajan para alcanzar los triunfos y si estos fallan, de seguro que el barco no llegará a buen puerto.