FÚTBOL GENEROSO: RUBÉN COUSILLAS

Rubén Cousillas es hoy un ex jugador que tuvo una dilatada trayectoria por el fútbol argentino. Arquero, elástico y de buenos reflejos, "El Flaco" se destacó principalmente en San Lorenzo, club a que había llegado a los 14 años, donde fue partícipe del equipo que logró el ascenso en 1982 y de la posterior consolidación en Primera División, a pesar de los malos momentos económicos que vivía la institución y de que él particularmente nunca pudo afianzarse como titular indiscutido.

Años más tarde, y tras un breve paso por el fútbol extranjero, seguiría su carrera profesional en Argentina por Mandiyú de Corrientes (hoy llamado Textil Mandiyú), Velez Sarsfield y Argentinos Juniors, siempre alternando titularidad con algun compañero de turno, cosa que no le impidió jugar más de 350 partidos oficiales, aunque sin sobresalir en demasía.

A su retiro el el club que lo vió nacer, Sarmiento de Roque Pérez, (del cual siguió siendo Presidente y entrenador hasta el 2003, al margen de sus otras actividades) volvió a San Lorenzo pero esta vez para trabajar como entrenador en las divisiones inferiores del club y ser ayudante de campo de Oscar Ruggeri, con quien tuvo diferencias que lo hicieron abandonar el puesto. Y fue tras ese mal trago que la generosidad del fútbol iluminó al protagonista de este post ya que a principio del año 2001, y tras la renuncia del mencionado Ruggeri, Cousillas volvió al club para trabajar como Ayudante de Campo del hasta ahí ignoto Manuel Pellegrini que recién llegaba de Chile para hacer sus primeras armas como DT en el fútbol de nuestro país.

Un Martes 13 de febrero, "El Flaco" conoció al "Ingeniero" y comenzó una sociedad, en principio a prueba por tres meses, que sigue hasta el día de hoy, llevando al bueno de Rubén Cousillas a la diestra del entrenador que pasó por San Lorenzo, River, Villarreal de España y que a partir de la mitad de este año dirige al poderosísimo Real Madrid.

Es así que hoy vemos como el Fútbol Generoso premia a un gran tipo como Cousillas, que como jugador no logró tanta trascendencia al igual que como entrenador, pero como segundo de a bordo se dió el gusto de conocer los clubes y los torneos más prestigiosos del mundo futbolístico. Y seguramente él, mientras maneja el Audi que le provee el Real por las calles de Madrid, agradece a Dios por haber conocido a Pellegrini y piensa: ¡quién me quita lo bailado!

Pellegrini instruye. Los jugadores del Real escuchan. Cousillas, de brazos cruzados, ayuda (¿?)