MATTHAUS METIÓ LA COLA
Racing e Independiente son dos equipos grandes de nuestro fútbol que, provenientes de la localidad de Avellaneda, tienen una permanente disputa por diferenciarse y ser mejor que el otro. Con un pasado ilustre y un presente bastante gris, ambos equipos tratan de hacer lo mejor que pueden en los torneos de los cuales hace rato no son protagonistas. Y mientras luchan, miran de reojo a su eterno rival y vecino gozando cuando a éste le va mal y sufriendo cuando les va bien.
Esta semana era especial para ambos: para los "Rojos" porque tras algunos años de peregrinaje, volvían a jugar en el estadio "Libertadores de América" que en este tiempo fue "hecho a nuevo" y para "La Academia" porque llegaba un nuevo entrenador para tratar de levantar el pobre rendimiento del equipo y éste no era otro que el archifamoso Lotthar Matthaus..
Cabe aclarar que DESDE EL TABLÓN la contratación del alemán llamaba poderosamente la atención ya que, si bien conocemos su enorme carrera como jugador y del eco mediático que produciría su llegada, su currículum como DT no es muy frondoso y abría un gran interrogante acerca de cómo podría adaptarse a un país del que no conoce el idioma, a un fútbol para él extraño y a un plantel de escasas luces que se debate para no descender.
Ayer a primera hora de la mañana, explotó la bomba en Avellaneda y no correspondía al comienzo de los festejos por la re inauguración de la cancha de Independiente. El estruendo sonó en Racing y venía en forma de mensaje de texto, informando que el entrenador alemán no vendría a nuestro país, debido a la falta de presentación de avales bancarios para la firma del contrato. "Esto es fútbol, es negocio" declaró Matthaus y su frío corazón teuptón demostró estar aún más lejos de la pasión blanquiceleste que lo esperaba con los brazos abiertos, aunque más no sea, para hacer un poco de ruido ante la fiesta de su odiado rival.
Y a unas cuadras, cuando los verdaderos fuegos artificiales retumbaban, las murgas y los viejos y nuevos ídolos se paseaban por la nueva cancha, el jolgorio se elevó un poco más ya que había motivos para festejar: a la alegría de re estrenar casa propia, al orgullo que esto acarrea, se agregaba el saber que "a los otros" no le va tan bien, que demostraron una insana envidia en los días previos y que quedaron, otra vez, rozando un papelón.
Esto es el fútbol argentino, estos son los clásicos que se juegan fuera de la cancha. Y esta semana en el clásico de Avellaneda goleó Independiente, porque un diablo alemán metió la cola.
Etiquetas: Actualidad
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