PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS

“El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras” dice el refrán y como tantas otras máximas de la vida, ésta puede aplicarse también al fútbol. Es que con la atención y repercusión que tienen los temas de la pelota hoy en día es muy común que ante cada declaración, cada dicho, cada mensaje que brinde alguno de los protagonistas del balompié se haga un estudio pormenorizado de las palabras utilizadas y se analice sintáctica y semánticamente cada una de sus frases.

Por eso es menester para los declarantes hablar con cordura, sin promesas grandilocuentes ya que las cosas que ellos digan serán las formadoras de ilusión en la gente y todos sabemos que cuando la ilusión no se cumple, viene la decepción, que es prima hermana del fracaso. “Ganando estos partidos te haces hombre” dijo Pedro Troglio y aunque después aclaró que no quiso decir lo que dijo, su equipo no pasó de un tibio empate en condiciones más que favorables. “Ahora debemos ganar de visitante” dijo un par de semanas más tarde, y cayó derrotado sin atenuantes contra un rival que casi seguro se va a ir al descenso y por más que estuvo casi una hora hablándole al plantel para re motivarlo, se olvidó de convencer a los dirigentes que le pidieron la renuncia.

Lo del bueno de Pedrito es solo un ejemplo, ya que es moneda corriente escuchar a dirigentes, jugadores y técnicos hablar en las previas de torneos y partidos con aires de grandeza ubicando a sus equipos en lugares que ni ellos están seguros que deben ubicar y prometiendo pelear cosas grandes para las cuales no están preparados. Y con tanta prensa suelta necesitada de llenar espacios, encuentran el caldo de cultivo ideal para que sus palabras fermenten y se expandan a la afición; que no tendrá ningún reparo en echarle en cara sus antiguas declaraciones tomándolas como una promesa incumplida y exigiéndole su retirada por mentiroso.

Pero en ese momento ya va a ser tarde para retractarse, porque en el fútbol hoy en día a las palabras no se las lleva el viento.