DUPLAS

"El fútbol es un juego de pequeñas sociedades" dijo alguna vez César Luis Menotti y con esta afirmación no estaba inventando nada nuevo pero tampoco estaba errado ya que, si bien son once los jugadores que ingresan a un campo de juego, es necesario que el acople definitivo del equipo se de a través del entendimiento de los jugadores que conforman las distintas líneas.

Dentro de éstas, es muy común escuchar hablar de esas pequeñas sociedades a las que se refería Menotti, que se dan de a dos jugadores: la dupla de centrales, la dupla de mediocampistas (ahora le dicen "doble cinco") ó la dupla de delanteros y si hacemos una revisión de la historia, nos encontramos con parejas de jugadores ó "duplas", sea cual fuere su posición en la cancha, que han logrado un entendimiento superior a otras, llevando su nivel de juego a niveles extraordinarios y a sus equipos a grandes triunfos.

Una de las primeras duplas que salían de la media y que se registró en la extensa historia del fútbol es la que conformaron Alfredo Distéfano y Ferenk Puscas en el Real Madrid de los años ´50 que se alzó con cinco Copas de Campeones. En los sesenta, se registra una dupla excepcional: Pelé - Garrincha que volvieron locos a todos los defensores que se le plantaron y en los años setenta el fútbol total que desplegaba Holanda era comandado por otra dupla antológica: Johann Cruyff - Neeskens.

Si nos concentramos en el fútbol de nuestro país, y ya contemporáneo con quien esto escribe, se registran grandes duplas que, como decía antes, brillaron independientemente del puesto que ocupaban en el rectángulo de juego. Si hablamos de defensores: Villaverde - Trossero de Independiente de principio de los ochenta, Gutiérrez - Ruggeri de River ´86 y Bermúdez - Samuel del Boca de fines de los ´90 son tres parejas de defensores centrales que, con distintas características, pusieron un candado a su defensa. En cuanto a mediocampistas: Bochini - Burruchaga en los ochenta jugaban y hacían jugar en tanto que la dupla Zapata - Astrada fueron los motores de la recuperación del River de principios de los ´90 que salía campeón cada seis meses y se ganaron el mote de "Los Pac Man de River" que le comían los tobillos a los rivales.

Pero, como en todos los órdenes del fútbol, los que quedan en la retina y la memoria de la gente son los que juegan lindo y hacen goles. Por eso las duplas más recordadas son aquellas que lograron el entendimiento justo para perforar redes rivales: Bochini - Bertoni a fines de los ´70, Maradona - Brindisi del Boca ´81, Francéscoli - Morresi del River 85-86, Latorre - Batistuta en 1991 y Barros Schelotto - Palermo del histórico Boca multicampeón son algunos ejemplos que lo demuestran.

A nivel de selecciones también pudimos observar grandes duplas: Ruggeri - Cucciufo fueron la pareja de stoppers que eligió Bilardo para ser campeón en Mexico ´86 y estos cumplieron con creces; Matheus - Litbarski comandaron a Alemania en el mundial 1990, un par de años antes pudimos observar a Gullit - Van Basten descollar para Holanda en la Eurocopa del ´88; Romario - Bebeto se consagraron con Brasil en el Mundial ´94 y nosotros los argentinos disfrutamos a Batistuta - Caniggia, para mi, la pareja ideal de atacantes de los últimos veinte años.

Y como si fuera poco, también aunque en menor medida, existen duplas de entrenadores como la famosa de López - Cavallero que eran socios dentro y fuera del fútbol (además de entrenadores tenían una estación de servicio en sociedad); Hrabina - Amador Sanchez ascendieron con Almagro en el 2003 y el mismísimo Diego Maradona que compartió banco con Fren en sus inicios como DT en Mandiyú y Racing.

Como habrán visto en los ejemplos presentados (donde quedaron fuera muchísimas parejas destacadas) esto de las pequeñas sociedades es tan viejo y común como el fútbol mismo y para que se concrete debe haber una condición indispensable: la presencia de buenos jugadores. Sin ellos el fútbol está perdido, aunque, en la cancha codo a codo, sean mucho más que dos.