"En la vida, no basta con mirar todo de una sola forma. Siempre es bueno obtener diferentes puntos de vista" les enseñaba a sus alumnos el profesor de literatura John Keating (personificado por el genial Robin Williams) en el film "La Sociedad de los Poetas Muertos".
Y ateniéndonos a la consigna, hoy nos paramos sobre el escritorio y traemos la buena nota que el economista Roberto Cachanosky presentó en la recomendable página "Economía para todos" acerca de la desición del Gobierno Nacional de asociarse a AFA para adquirir los derechos de televisación del fútbol de Primera División y de como repercutirá en el bolsillo de los argentinos. Lean...¡y carpe diem!
$17.544 o $175.439 por minuto para ver cómo Riquelme duerme la pelota en la mitad de la cancha
La intervención del Estado para garantizar la transmisión televisiva de los partidos de fútbol en forma gratuita desnuda una curiosa concepción de la redistribución de riqueza.
Pido disculpas a los lectores dado que en la nota original hice mal el cálculo de costo por partido y algunos lectores me lo han hecho notar. En realidad todo es muy discutible sobre cuál es el costo por partido como veremos luego, aunque de todas maneras la cuenta vuelve a cambiar porque tanto el Nacional B y la primera B seguirían siendo transmitidos por TyC, pero no se habló de cambiar el monto de los $ 600 millones por año.
¿Cómo quedaría la cosa, en principio? Son 20 equipos de primera A, por lo tanto, hay 10 partidos por fecha y cada torneo tiene 19 fechas. Entre el Apertura y el Clausura, se jugarían en total 380 partidos por año en la primera A. Siendo el subsidio de $ 600 millones, el costo por partido quedaría en $ 1,6 millones por partido y $ 17.544 por minuto.
Pero tomemos mi caso que soy de Boca (ruego que cada uno se haga cargo de su equipo). A mí me interesa ver solamente los partidos de Boca. No me interesa ver Racing versus Independiente o Vélez versus San Lorenzo, de la misma forma que al de San Lorenzo no le interesa ver el de Boca y así sucesivamente. Si Boca juega 19 partidos por fecha y dos torneos por año, en total se televisarían 38 partidos por año que me interesa, siendo el resto puro costo sin beneficio para mí. Es como si el resto de los partidos no existiera. Si como hincha de Boca solo me interesan los partidos de Boca, como contribuyente individual sé que se gastan $ 600 millones para ver solo 38 partidos que me interesan y así para cada hincha de cada equipo. De los 10 partidos que se juegan, a cada uno le interesa un partido, pero hay casos más graves, porque hay gente que no le interesa el fútbol, por lo tanto, no ve ningún partido pero paga impuestos para que otros lo vean “gratis”, como dice Kirchner
Si los $ 600 millones lo repartimos por los 38 partidos por año que juega mi equipo, siendo que para mí el resto es plata tirada, el costo por partido que me interesa es de $ 15,8 millones y el costo por minuto $ 175.439. Así que, si a mi me interesara que el Estado financiara el fútbol, como lo único que me interesa ver es Boca, el costo para ver cómo Riquelme tarda un minuto en armar la barrera o duerme la pelota en la mitad de la cancha es de $ 175.439. Y esto es un auto mucho más caro. Casi un auto de lujo.
Habiendo hecho nuevamente el cálculo y para seguir con el resto de la nota, quiero dejar constancia de algo: Kirchner ha logrado que los argentinos lleguemos al delirio, dado que, y me incluyo, estamos gastando el tiempo en ver cuánto cuesta cada partido de fútbol estatizado como si no tuviésemos cosas más importantes que hacer en Argentina. Reconozcamos que Kirchner ha logrado el milagro de aflojarnos varios tornillos en nuestras cabezas.
Volvamos al resto de la nota original.
La pregunta es: ¿cómo se financian estos delirios de Néstor Kirchner? ¿Habrá suficiente publicidad que financie el equivalente a un cero kilómetro para ver un minuto de partido? Y si hay suficiente publicidad, ¿para qué interviene el Estado? Si hay suficiente publicidad el mismo sector privado pagaría por los derechos de transmisión y luego recuperaría el dinero mediante la comercialización de espacios publicitarios.
Kirchner dijo que el fútbol tiene que ser gratis porque es popular o cosa por el estilo. Sería bueno recordarle a Kirchner que nada es gratis en la vida. Alguien paga y, en este caso, será el sufrido contribuyente al que le pasarán la cuenta. No me sorprendería que justifiquen los derechos de exportación a la soja argumentando que el campo tiene que ser solidario con los que quieren ver fútbol gratis.
Ahora bien, es sabido que los jugadores de fútbol no constituyen, justamente, parte de las estadísticas de los pobres. Ganan mucho más dinero que reputados profesionales. Son conocidos los casos de jugadores que decidieron irse de algún club porque no les pagaban lo que ellos consideraban que valían. ¿Qué tiene de solidario que los contribuyentes tengan que financiar el costo de los suculentos sueldos de los jugadores de fútbol para que sigan cobrando fortunas por patear la pelota y la gente pueda ver gratis cómo patean la pelota? Cristina Kirchner acaba de pedir que se haga un padrón de los ricos de Argentina. Si se hiciera ese padrón, seguramente en el listado aparecerían muchos jugadores de fútbol y también los Kirchner, que no patean la pelota pero están haciendo pelota el país.
Hagamos, ahora, un análisis económico del negocio del fútbol. Si Kirchner quiere meterse en una actividad privada como es el negocio del fútbol, lo lógico sería que los canales de aire transmitieran los partidos pagando el correspondiente derecho. Ahora bien, ¿cómo recuperarían esos derechos pagados los canales de aire? Con la publicidad que vendan. Si la publicidad es poca, los clubes tendrían que reducir los sueldos de los jugadores que, de no estar de acuerdo, se irían a jugar a la liga europea y aquí quedarían otros jugadores dispuestos a jugar por menor valor. El mayor costo de los clubes de fútbol son los sueldos de los jugadores y de los cuerpos técnicos que, si quisieran trabajar en el fútbol argentino, tendrían que aceptar ingresos mucho más bajos que los europeos, y esos ingresos más bajos estarían reflejando el valor que la gente le da al fútbol y el precio que está dispuesto a pagar por verlo.
Puesto de otra manera, ¿por qué algunos conductores de programas de entretenimiento ganan muy bien? Porque los ve mucha gente y las empresas están dispuestas a poner publicidad en esos programas. Es la cantidad de gente que ve esos programas lo que les da alta audiencia y, por lo tanto, el costo del segundo de publicidad es altísimo y permite pagarles fortunas a sus conductores. Lo mismo pasaría con el fútbol, cada equipo tendría una audiencia determinada y esta fijaría el costo del segundo de publicidad que se les pagaría a los clubes por la transmisión del partido, ingresos que, a su vez, definirían qué sueldos podrían pagarle los clubes a sus jugadores y cuerpo técnico.
De la misma forma que a los profesores universitarios se les paga la hora cátedra, entre otros factores, de acuerdo a la matrícula que estén dispuestos a pagar los alumnos, los jugadores de fútbol tendrían ingresos de acuerdo a lo que está dispuesto a abonar el anunciante por la publicidad, que a su vez, depende de la cantidad de audiencia que tenga cada partido. El sueldo de los jugadores dependería de cuánta gente quiera verlos jugar.
Con esta medida de destinar $ 600 millones al fútbol, que por cierto nadie sabe de qué partida presupuestaria saldrán los fondos, lo que hace Kirchner es tratar de romper con lo que en economía se llama la teoría de la imputación. ¿Qué dice la teoría de la imputación? Que no son los costos los que determinan los precios, sino que son los precios que están dispuestos a pagar los consumidores por un determinado producto los que determinan los costos de producción en que puede incurrir una empresa.
¿Qué hace Kirchner? Paga sueldos altísimos a los jugadores y al cuerpo técnico a costa de los contribuyentes. En su concepto de redistribución del ingreso, Kirchner opta por cobrarle el IVA a una familia pobres para luego financiar el sueldo de jugadores y cuerpo técnico vía los derechos de transmisión.
Es curioso, mientras Cristina se llena la boca con la palabra solidaridad y redistribución del ingreso y el matrimonio insiste con que su modelo es a favor de los pobres, lo que hace en la práctica es quitarle a los pobres para financiar a los ricos.
Antes se decía que para distraer al pueblo, había que darles pan y circo. Como cada vez hay más pobres e indigentes, ya no queda pan para todos, por eso quieren darle circo a todos y gratis.
Citando nuevamente a mi amigo Lazzari: ESTADO + AFA = ESTAFA
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