LOS CÓDIGOS DEL SILENCIO

Finalmente, las especulaciones se hicieron realidad y Alfio Basile dió por terminado su segundo ciclo como entrenador de Boca Juniors, renunciando tras una derrota en un clásico veraniego, que como un golpe de gracia terminó de desmoronar un proyecto que estaba, desde junio pasado a esta parte, cada vez más enclenque.
A pesar de haber dejado al equipo a solo una semana de comienzo del torneo oficial, con más dudas que certezas y sin tiempo para un "plan B", "Coco" renuncia y se llama a su clásico "silenzio stampa", sin dar a conocer al público xeneise, las causas de su indeclinable desición. Paralelamente, en una de las más escuchadas audiciones deportivas de Radio La Red de Buenos Aires, hizo su aparición uno de sus laderos y ayudantes, Jorge Ribolzi, quien se despachó públicamente con munición gruesa atacando a los dirigentes de la entidad (a los políticos y al rentado Bianchi), acusándolos de falta de apoyo, conspiración contra el cuerpo técnico, de hipócritas, falsos y sugiriendo que por culpa de éstos, no se habían obtenido los resultados propuestos. (Click acá para leer la reproducción de las declaraciones publicadas por Olé)
Llama poderosamente la atención que Alfio Basile, del que se dice que es un hombre de "códigos", de quien siempre se destacó su temperamento y personalidad para afrontar las situaciones difíciles, permita que un estrecho colaborador suyo ventile tantos secretos de convivencia y él se quede muy tranquilo y calladito tal como hizo poco más de un año atrás cuando renunció a la conducción del seleccionado nacional. Visto DESDE EL TABLÓN parecería que "Coco" utilizó a Ribolzi como vocero oficial, y a radio la Red como propalación nacional, para dar a conocer sus excusas para presentar la dimición al cargo.
Casi como despedida de su reportaje, Ribolzi afirmó: "Con Coco hablé anoche y esta mañana. Somos tipos de fútbol. Nos equivocamos en varias cosas, pero queda en nosotros". Parece ser, que el ex DT xeneise y sus amigotes, a la hora de reconocer públicamente sus propias falencias, que fueron muchas y realmente notorias, prefiere el silencio, descargar culpas en terceros y de esa forma quedar como verdaderos inocentes ante los fanáticos bosteros, en una actitud que está muy alejada del honorable decálogo no escrito que dicen enaltecer permanentemente.