UNA DE TATO

En la primer mañana que comencé las vacaciones del blog, me levanté tempranito, le di un beso a mi Berta y le dije: armá las valijas, prepará a las nenas, que yo mientras tanto voy a cargarle nafta al auto y nos vamos a las sierras. Ella me miró sorprendida y me retrucó: "Pachi, le debemos al carnicero, al almacenero, a varios más y vos te querés poner en gastos". No importa, le contesté, si Racing gasta lo que no tiene ¿por qué no yo?

Así es que a la hora, ya estaba encaminado por la ruta y tras extensos cinco minutos de viaje, una de mis hijas preguntó "papá ¿falta mucho?" a lo que me dieron ganas de pegarle el primer mamporro de las vacaciones, cosa que no pude lograr porque el cinturón de seguridad me impedía girar. Pero eso me hizo acordar al pobre de Luis Zubeldía, el técnico de Lanús, quien hasta hace quince días era el entrenador del futuro y ahora, porque perdió algunos partidos, ya lo quieren rajar. Y viendo como le va en la Copa Libertadores, estoy seguro que el fachero de Luis seguramente se estará preguntando si falta mucho para que ese viaje termine.

Paré en una estación de servicio y mientras cargaba nafta se estaciona a mi lado un hermoso Mercedes Benz. Cuando presto atención, veo que el conductor es Daniel Passarella y le digo: "Hey, Daniel, ¿usted no tendría que estar en Buenos Aires? ¿Qué hace por acá? No levante la perdiz, Pachi, me contestó. Hágase el dolobu y quédese calladito que estoy de incógnito.

-Ah, ¿mini vacaciones con la bruja?

-No Pachi, me estoy fugando. Cuando ví en el estado que estaba River después de Aguilar era ésto ó el suicidio. Y yo quiero seguir viviendo. Me compré una cabañita en Tanti y de ahí no me saca nadie. Y que se arreglen en Buenos Aires.

Cuando partí de la estación, ví por el espejo retrovisor como se bajaba del auto Passarella disfrazado de Cuqui Silvani para que no lo reconozcan y retomé la ruta. Tras el viaje y las aproximadamente diez mil preguntas de ¿cuánto falta? recibidas llegué a un lugar de ensueño, casi paridisíaco, de esos que suelen encontrarse enclavados en las sierras. Rápidamente, dejé a Berta con las nenas en el hotel, y yo me fuí a conocer el río de la ciudad. Al llegar allí, me encuentro con Abel Alvez, el entrenador de Boca, quien, sentado a la orilla, deshojaba una margarita diciendo: "lo saco mucho, poquito, nada. Lo saco mucho, poquito, nada".

¡Abel Alvez como le vaaa! lo saludé. Como anda Pachi, respondió. Yo acá como me vé, con más dudas que Samantha. Toda una vida eserando ser el DT de la primera de Boca y justo cuando los dirigentes se animan a darme la chance, me encargan la depuración del plantel...por eso me vine hasta acá, para respirar aire puro y ver si me inspiro...

¿Y la margarita?, pregunté.

-Es que ya me cargué a Abbondanzieri. A Ibarra lo tengo al borde del knock out. Battaglia está lesionado, a Riquelme todavía no me le animo así que me queda Palermo. Y en eso estoy, decidiendo que hacer...

Lo miré, sin saber que decirle. Así que saqué de mi bolsillo una moneda de cincuenta centavos, se la regalé y lo aconsejé: mire Abel, con esto será más fácil. La tira, y si sale el número, lo deja; si sale la otra cara, lo saca. Así será más rápido.

Dicho esto, alquilé una bicicleta en un puestito de la zona, dí dos pedaleadas y tomé una pendiente de diez grados, dejándolo a Alvez sólo contra el mundo aferrado a una moneda de cincuenta. Al llegar a una cascada me detuve porque me había dado hambre y vi a un hombre vendiendo churros y pastelitos. Cuando me acerco para comprar uno, me doy cuenta que el vendedor era Claudio Vivas, el ex técnico de Racing.

¿Qué hace usted acá, Vivas? lo interrogué.

- Y Pachi, la cosa está dura. Imagínese, no duro ni diez partidos con cada equipo que me contrata, eso no son más de dos meses de sueldo...hay que rebuscárselas para llevar un mango a casa...Pruebe estos pastelitos de batata, están muy ricos. La receta me la dió el Loco Bielsa.

- Veo que sigue viviendo a la sombra de Bielsa entonces...

- Y, usted sabe como es esto. El fue mi mentor y lo seguirá siendo. Yo soy como esos hijos que se van a vivir solos pero todavía tienen la extensión de la tarjeta de crédito del padre. ¿No quiere un churro relleno? Mire que le hago precio.

-Pensé que me lo iba a regalar...

- El primero te lo regalan, el segundo te lo venden...

Salí corriendo, dejando tirada la bicicleta, me zambullì en el río, nadé un rato y llegué a la otra orilla. Cuando salgo del agua, me tropecé con algo y me caí. Al reincorporarme siento una voz muy gruesa que me dice: ¿Guat ar iu duing, pibe? ¿Tás loco? Era Alfio Basile.

- Coco, ¿no me conoce?, le dije. Soy Pachi, el del blog DESDE EL TABLÓN. ¿Qué hace por acá?

- ¿Qué hacés nene? No te había reconocido así todo mojado y despeinado. Entendé que ya no veo tan bien como antes. Acá andamos, me tomé una excursión del Club de los Abuelos de la Asociación de Técnicos y me vine a descansar unos días...

- Coco, ¿usted alguna vez se cansò?

- No comments Pachi. Silenzio stampa.

- ¿Vino solo ò con la bruja?

- Vine con amigos, otros laburantes como yo. Estàn Mostaza Merlo, el Beto Alonso, Norberto D`angelo y Carlos Trullet.

- ¿Pero Trullet no tendrìa que estar entrenando con Atlètico de Rafaela?

- Si, pero deja el piloto automàtico puesto...

Al escuchar eso, salì al trote por la costanera, mientras Basile y sus amigos comenzaban un partido de pòker y descorchaban varias botellas, lleguè al hotel, carguè todo de nuevo en el auto, puse quinta a fondo y me volvì a mi ciudad, a descansar a orillas de la piscina Pololìn y a leer Olè mientras me preparaba para el Gran DT ya que lo visto en ese corto viaje habìa sido màs que suficiente.

Y si ustedes, queridos chichipìos, no tuvieron basta, a seguir remàndola, vermouth con papas fritas y ¡¡¡good shooooow!!!