DUEÑOS DE SU SILENCIO
Inmediatamente después de finalizar sus participaciones en los diferentes torneos de la temporada, River y Boca fueron noticia por un tema coincidente: la desvinculación de los máximos referentes de los equipos, Cavenaghi y Domínguez por parte de Los Millonarios y Juan Riquelme por Los Xeneises.
La noticia de la salida de estos jugadores sorprendió a todo el mundo futbolístico y dejó expuestos a los dirigentes y entrenadores de ambos bandos ya que en los dos casos, con diferentes matices, la culpa recae en aquellos actores y los hinchas eximen de culpa y cargo a los players.
La historia oficial indica que a Cavenaghi no se le renueva el contrato por una desición puramente futbolística que fue tomada por el entrenador del equipo, que a Dominguez no se lo hace porque es imposible económicamente negociar con Valencia la compra del pase, y que la desvinculación de Riquelme es una decisión exclusiva del jugador, que alegó sentirse "vacío" para seguir en el club de sus amores. Pero es un secreto a voces la mala relación de estos tres con los diferentes dirigentes y cuerpos técnicos, por lo que para el público en general, se cierne un manto de dudas y sospechas sobre los dos casos.
Visto DESDE EL TABLÓN, el tema deja desnudas a todas las partes. A los de River por, no haberse tomado ni 48 horas para festejar y lograr que el tiempo descomprima una situación difícil, con Dirigentes en silencio, un DT que anunció la baja de los players por TV antes que comunicárselos a ellos y de los mismos Chori y Cave que se pasearon por muchos medios proclamando su despecho y desazón antes que llamarse a un respetuoso silencio. En cuanto a los de Boca, el caso expone a Directivos que no previeron la situación, a un entrenador parco del cual se desconoce su manejo del grupo y a Román que dejó filtrar su desición diez horas antes de jugar una final importantísima como la de Copa Libertadores.
Lo que es coincidente en todas las situaciones, es que todos los actores tienen razones poderosas para avalar la situación actual de cada uno y fundamentalmente callan mas de lo que dicen. Nosotros, los de afuera, nunca vamos a enterarnos de la verdad de la milanesa. Podemos llegar a tener sospechas, rumores, chismes, presunciones, pero mientras los protagonistas no se sinceren, quedarán eximidos de ser exclavos de sus palabras. Y esa es una posición muy cómoda para todos.
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