A horas de comenzar el Torneo Inicial 2012 Copa "Evita Capitana" y con síndrome de abstinencia futbolística, me dieron ganas de recorrer el espinel de los distintos equipos que participarán. Así que me levanté tempranito de un salto, me vestí y salí raudamente, mientras mi mujer me puteaba en chino por haberla dejado destapada con este chiflete.
Agarré los patines, puse primera y enseguida llegué al entrenamiento de Atlético Rafaela. Apenas atravesé la puerta del club, me abrazó un dirigente, me sacó una foto un cronista de La Opinión, me aplaudieron los integrantes del plantel y el utilero me dió un par de guantes y un buzo de entrenamiento. Cuando vieron mi cara de sorpresa (y notaron mi panza) se avivaron que no era el arquero que estaban esperando para completar el equipo.
- ¿Qué pretende usted de mí? le pregunté al Dirigente que escondía el contrato y la birome mientras yo aprovechaba para afanarme los guantes.
- Disculpe Pachi, me dijo. Lo confundimos. Lo que pasa es que estamos cerrando las últimas incorporaciones y a los jugadores que estamos contratando no los conocemos ni por foto. Por eso por ahí nos apuramos....
Esa declaración fue suficiente y me apuré a salir corriendo, no vaya a ser cosa que me confundan con alguno de los albañiles que están trabajando en la cancha y me pongan a laburar en serio.
Aproveché que justo pasaba un camión y, como Marty Mc Fly, me tomé del paragolpes para que me arrastre y así, guardar energías. Esquivamos algunos baches, eludimos a la gente de control público que hacía un operativo en una esquina, pasamos al lado de un campo incendiado, atravesamos el humo y llegamos a Santa Fe donde aproveché a ir a la presentación de las nuevas camisetas de Colón.
Apenas ingresé al recinto, me encontré con Gabriel Batitusta, el manager sabalero. - Hola Pachi, ¿que hace por acá?, preguntó.
-Acá andamos Bati, estoy mirando, le dije por si me quería vender algo.
- ¿Vió que lindos modelitos que estrenamos?
- Veo, pero noto que la clásica es la de siempre, la suplente también y la de la Copa Sudamericana es ¡¿a rayas negras y rojas?!
- Si Pachi, ese modelo lo instalamos para ahorrarnos unos pesos. Lo que pasa que esas camisetas se las olvidó Patronato en el vestuario de nuestra cancha la última vez que jugó contra River. Nosotros las guardamos, las lavamos y ahora las reciclamos. Negocio redondo.
Lo debo haber mirado raro, porque Batistuta pegó media vuelta, se subió a la camioneta y se fue a trepar una tribuna como hace en la publicidad. Yo aproveché que nadie me veía, degusté unos saladitos y salí rumbo al aeropuerto. Allí me tomé el avión para Buenos Aires y como los sandwichitos que me había comido en Colón se ve que también eran reciclados, comencé a sentir un malestar estomacal. Llamé a la azafata para pedirle algún medicamente que me alivie y cuando se acerca, noto que ella tenía minifalda y las piernas peludas. Cuando la miro a la cara veo que no es una mujer, es Juan Román Riquelme vestido de aeromoza.
- Román...¿sos vos?
- No, si voy a ser Florencia de la V en La Pelu.
- ¿Pero que hacés acá y así vestido?
- Y bueno Pachi. Riquelme dejó de jugar en Boca. Riquelme pensó que le iban a llover ofertas para jugar en otros equipos. Riquelme creyó que iban a dejarlo salir tranquilo. Y Riquelme es un pelotudo, Pachi. Y como no tengo donde laburar y tengo que mantener a mi mamá y a toda mi familia, conseguí esta changuita...
- Pero, ¿no es incómodo?
- Mas incómodo que tener que verle la cara a Falcioni todos los días, Pachi. ¿Le sirvo un tecito?
En ese momento, el avión agarró un pozo de aire mas grande que los baches del adoquinado de Rafaela, se descompensó y aproveché para manotear un paracaídas y tirarme. Cuando estaba cayendo, noto una presión en la pierna. Miro y agarrado a mi extremidad, colgando, estaba Caruso Lombardi.
-Ricardo...¿vos estabas en el avión?
- Si Pachi. Había viajado a observar jugadores ignotos de un monte virgen todavía no descubierto por los sojeros. Les hice una prueba pero no arreglamos (me guiñó el ojo dos o tres veces).
- Que complicado que está San Lorenzo, le dije mientras caíamos, pero no mas que nosotros...acoté nervioso mirando para abajo.
- Tranquilo Pachi. Todo está controlado. Tanto SanLo como nosotros estamos cubiertos, mire para arriba mejor ...
Cuando miré, observé que el paracaídas desplegado tenía su marca en letras gigantes; decía TINELLI. Por suerte, todo salió como estaba previsto y caí en los techos de la AFA. Cual agente encubierto, me escabullí haca los interiores del edificio y cuando pensé que nadie me había visto, noté que dos personas venían corriendo hacia mi al grito de: ¡es mío!, ¡es mío! Eran Cogorno, presidente de Racing y Cantero, presidente de Independiente, los que corrían a la par cargados de legajos.
- Yo lo vi primero, gritaba Cogorno.
- No, mentira. Yo lo ví antes, retrucaba Cantero.
Ambos tiraron los papeles que llevaban y comenzaron a tironearme, cada uno de un brazo, y seguían discutiendo.
- Yo lo quiero, decía Cogorno.
- No, es para mi, contestaba Cantero.
- Tranquilo muchachos, les dije. No se peleen por mi. ¿que les pasa?
- La situación es clara, dijo Cantero. Tanto ellos (por Racing), como nosotros estamos arrasando con todo lo que hay dando vueltas por el mercado. Todo bicho que camina, va a parar a la cocina de Avellaneda. Y no se ofenda Pachi, usted estaba dando vueltas por AFA y ante la duda, venga, firme este papel, acotó ofreciéndome un contrato.
- No Pachi, nosotros le ofrecemos el doble. No firme, interrumpió Cogorno.
- Tranquilos muchachos, yo no firmo con nadie, les paré el carro. No estoy a la venta, yo sigo firme al blog.
Justo en ese momento pasó caminando la secretaria de Julio Grondona. Cuando Cantero la vió, salió corriendo al grito de: ¡es mía, es mía! Cogorno salió corriendo de atrás, le hizo un tacle a su par a la mitad del pasillo, alcanzó a la chica que miraba azorada y le ofreció un contrato. Yo los quedé mirando, sintiendo algo de pena, y ahí decidí pegar la vuelta a casa. Ya habían pasado muchas cosas en un día para que siga tentando a mi mala suerte. Por eso les digo queridos chichipíos, a prepararse que comienza el fóbal, vermouth con papas fritas y ¡good show!
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