PIDO GANCHO: WALTER PERAZZO

Walter Perazzo fue un gran centrodelantero que debutó en San Lorenzo de Almagro a fines del los setenta, principios de los ochenta, coincidiendo con la etapa más triste y oscura del club que incluyó una gran crisis económica que derivó en el remate de su estadio de Avenida La Plata y la pérdida de categoría en 1981.

En ese año, este jugador emigró a Colombia para jugar una temporada y a su regreso se encontró con su equipo nuevamente en primera división, y luego de un año a la sombra del banco de suplentes, saltó a la titularidad para quedarse inamovible con el puesto a fuerza de lo mejor que sabía hacer: goles. Es que en esos años de vacas flacas y equipos medio pelo para los “Santos de Boedo”, Walter Perrazo se las arreglaba para convertir seguido y liderar a sus compañeros para meterse en la lucha por los campeonatos y en la personal por ser el goleador del torneo.

Nacido en Colombia, debido a que sus padres argentinos estaban por cuestiones de trabajo en dicho país, nuestro homenajeado fue citado a las selecciones nacionales tanto de su país de origen como de Argentina y él debió decidir para cual jugar, optando por la celeste y blanca. En el equipo de todos, jugó pocos partidos amistosos, estuvo a punto de formar parte del plantel del Mundial de México 1986 y sólo la integró en una competencia oficial: los Juegos Odesur de Chile en 1987, donde el combinado nacional salió campeón.

En 1988 fue transferido a Boca Juniors, en lo que fue el pase del año pero donde no rindió lo esperado. Sólo se recuerda de su paso por el club de la Ribera una “tripleta” que metió frente a Olimpia de Paraguay y un gol en un clásico frente a River Plate que le valió el triunfo a los xeneises. Mientras tanto en San Lorenzo, sus hinchas tomaron el pase como una traición y los directivos la forma de sacar dinero para invertir en el nuevo estadio que estaban por empezar a construir.

De Perazzo tengo la imagen de un tipo callado, sin tanta exposición mediática pero que dentro de la cancha se transformaba en un nueve “de área” sin tanta velocidad ni dominio pero mortal a la hora de definir. Al recordarlo inmediatamente se me viene a la memoria un gol que hizo frente a Argentino Juniors eludiendo a dos jugadores y pateando casi desde mitad de la cancha, “colgando” al por entonces arquero del “bicho” Carlos Goyén, haciendo delirar a todos los espectadores y hasta recibiendo la felicitación del árbitro del partido Juan Carlos Loustau, que apenas convirtió, le dió la mano.

Hoy, luego de algunos intentos fallidos de ser director técnico en algunos clubes de ascenso, se desempeña como ayudante de campo de Leonardo Madelón, actualmente en Olimpo de Bahía Blanca. Pero los del tablón lo tenemos fresquito en la memoria, convirtiendo goles, festejando tranquilamente y llevando a la victoria a su San Lorenzo de Almagro.