CAMBIOS DE FRENTES

Dicen que en el fútbol hay que "respetar los tiempos y los proyectos" de los entrenadores para que éstos puedan trabajar y convencer a los miembros de su equipo para que plasmen dentro de un campo de juego una idea determinada. Y esta afirmación es recordada cada vez que un team gana algún torneo y se pondera a los que tuvieron la paciencia necesaria para llegar al logro en cuestión.

Ahora bien, cuando las cosas no salen como se presuponían ¿qué hacen los dirigentes de los clubes? Y la respuesta a esta pregunta la obtendremos analizando las actitudes de los directivos de nuestro país quienes, generalmente, cuando tropiezan con algún escollo cambian radicalmente y buscan soluciones en los extremos casi opuestos a lo que tenían.

Un caso muy esvidente es la actualidad de los clubes más grandes de Argentina: Boca y River. Ambas instituciones apostaron durante el 2010 a entrenadores a quienes podríamos denominar "líricos", es decir, gente que anteponían la capacidad y virtudes de los jugadores ante todo, que buscaban permanentemente el buen juego y a partir de allí, conseguir los resultados anhelados. Para ello, Claudio Borghi y Ángel Cappa -los hombres en cuestión- disponían metodologías de trabajo específicas, con muchos entrenamientos con pelota, sin tanta base física, y disponían para los partidos formaciones pensadas en fortalecer las propias fuerzas sin pensar tanto en el rival. Como ustedes saben, los resultados de ambas escuadras no fueron de los mejores y ambos DT´s abandonaron su cargo antes de la finalización del año.

Como respuesta, los directivos de los dos clubes optaron para sucederlos por otro tipo de conducción: River, confirmando a Juan José López y Boca contratando a Julio Falcioni. Con la elección de estas personas, ahora estos equipos basarán su pretemporada en el aspecto físico con duros entrenamientos en la arena de la costa atlántica, aseguran que jugarán con férreas líneas defensivas como apoyo para después pensar en el ataque y demuestran que el trabajo en equipo está por sobre cualquier individualidad, y si para muestra basta un botón, tomemos el caso de la desafectación de Ariel Ortega del plantel millonario, por sus reiteradas faltas de profesionalismo.

Los de Boca y River son sólo dos casos en medio de tantos otros, como el de Independiente que había apostado a un trabajo de base con gente conocida como Daniel Garnero y terminó saliendo campeón de la Copa Sudamericana con un casi extraño como Mohamed; ó Gimnasia de La Plata que del rigor que parecía imponer Diego Cocca ó su reemplazante interino pasó a un conducción más blanda como la de Cappa; ó bien Tigre ó Banfield que de tener técnicos experimentados, y al parecer ideal para el momento que atraviesa cada equipo, como Caruso Lombardi ó Falcioni respectivamente, pasaron a tener entrenadores debutantes que son apuestas. Y todos sabemos que las apuestas pueden tener resultados efectivos ó muy malos.

Lo cierto es que a veces, parece que los directivos de los clubes se la pasan buscando el rumbo para sus equipos y mientras tanto va transcurriendo el tiempo, se agotan sus gestiones y nunca encuentran el camino correcto. Y aunque metan drásticos cambios de frente, parece que a pesar de cambiar mucho, todo sigue igual.