Comenzó la fase de Clasificación (ó Eliminatoria) para el Mundial de Fútbol de Brasil 2014 y, como es habitual, se hizo con un par de partidos que dejan conclusiones dispares para el seleccionado argentino.
En el primer match, frente a Chile, pudimos ver una buena presentación del equipo que ahora dirige Alejandro Sabella, que fue superior en todo momento a su rival y lo plasmó nítidamente en el resultado. Fue un 4-1 que marcó las claras diferencias entre ambas escuadras y dejó la certeza de que cuando se enciende la sociedad Di María - Messi - Higuaín, las cosas pueden ser muy sencillas para Argentina.
Párrafo aparte para "El Pipita" Higuaín que sigue demostrando que es crack y que, sin lugar a dudas, es un titular indiscutido de este equipo,
confirmando lo que suponíamos luego del último mundial.
El segundo partido de la serie dejó mucha tela para cortar y conclusiones por sacar. Las derrotas dejan muchas más enseñanzas que las victorias y caer por 1-0 frente a Venezuela por primera vez en la historia, significa la confirmación de que el nivel de los otros ha mejorado pero que el nuestro ha decaído notoriamente.
En el encuentro de ayer pareció haber una mala lectura, tanto en la previa como durante el desarrollo, por parte del DT. Se sabía que el rival había preservado su equipo titular para este partido, que lo tomarían como una final y que las condiciones climáticas iban a ser desfavorables para un equipo que venía de jugar cuatro días antes. Así y todo, Sabella repitió casi la misma formación que frente a Chile y el equipo, luego de los primeros veinte minutos, sucumbió a la presión ejercida por el team venezolano, poco a poco se fue quedando y no estuvo ni cerca de poder empatar el partido. Las piernas no respondieron a lo pensado y los cambios para refrescar al equipo llegaron muy tarde, cuando el local había conseguido su gol y se replegó férrea y ordenadamente.
Con la derrota, aparecen viejos problemas:
-Las dudas en defensa: donde no aparecen hombres indiscutibles que le den solidez al equipo.
-La falta de marcadores de punta. Es necesario un trabajo de años, porque en el horizonte inmediato no aparecen sustitutos a los que jugaron ayer.
-La falta de un plan B para cuando Messi no gravita.
-La ausencia de un socio mas para el tridente Di María - Messi - Higuaín. Se probó con Sosa pero no funcionó. Seguimos esperando que Pastore juegue un par de partido enteros y con confianza para ver que pasa. Nos preguntamos si Lucho González, Enzo Pérez ó hasta Nicolás Gaitán podrían cumplir la función.
- El bajo nivel de algunos: Rojo, Mascherano, Banega, Burdisso generan más interrogantes que soluciones.
El ciclo Sabella está naciendo y tuvo que salir al ruedo en la más difícil, como lo es esta etapa calsificatoria. Pero el entrenador sabía con que se encontraría antes de asumir y aceptó el desafío. Arrancó bien, demostrando una mesura que hacía rato no se veía en su puesto; ahora es el momento que debe ponerse a trabajar para encontrar soluciones y tratar de lograr que las luces se impongan a la oscuridad que hace rato se posó sobre la celeste y blanca.
Etiquetas: Actualidad