EL EJEMPLO DE LANÚS

Faltan sólo tres fechas para la finalización del torneo Apertura y en primer lugar de la tabla y con firmes chances de ser campeón se encuentra el Club Atlético Lanús. Quien sea ajeno al fútbol ó no se interese por los detalles de este deporte en nuestro país podría sorprenderse al leer el nombre del puntero, un club sin historia grande; pero los que seguimos el día a día sabemos que el presente de este equipo no es producto de la casualidad.

Lanús es una de las tantas localidades que están ubicadas a la vera de la Capital Federal y a nosotros los del interior que no conocemos el terreno, nos parece que es parte misma de la “ciudad de la furia”. Pero Lanús es una ciudad como tantas que, pese a su ubicación geográfica, tiene vida propia, independencia política, sus vecinos se conocen y tienen también una institución que los une: el Club Atlético Lanús. Identificado por un color de divisa poco común, el “Granate” se paseó por todas las categorías del ascenso; pero fue a fines de los ´80, cuando sus dirigentes se decidieron a dar el gran salto y prepararse para cosas más grandes.

Respaldados económicamente por el ex “Bingo Royal” hoy “Bingo Lanús” del cual el club es propietario, conformaron buenos equipos que lograron ascensos hasta llegar a primera división, donde les fue difícil hacer pie en los primeros años de la década del noventa. Paralelamente, fueron de los primeros en desarrollar un interesante trabajo de divisiones inferiores, reclutando jugadores de todas partes del país a los cuales les brindaban casa, comida y educación. Ya por el año 1994 Lanús asciende nuevamente a Primera división de la mano de Miguel Angel Russo como técnico para nunca más volver a retroceder de categoría.

En la “A” este equipo iría poco a poco ganando su lugar, luchando por no descender en los primeros años, volviéndose un rival de cuidado más tarde y por último siendo netamente protagonista de los campeonatos, siempre basados en la misma fórmula: jugadores extraídos de aquella cantera que ya daba frutos, con algunos (pocos) refuerzos de experiencia, dirigidos por algún DT de nivel medio (recordemos que pasaron por el club: Aimar, Córdoba, Chiche Sosa, Brindisi y Gorosito entre otros) y con una premisa fundamental: el cumplimiento de lo firmado por parte de los dirigentes.

Alguna vez escuché a Oscar Ruggeri hablar maravillas de los directivos de Lanús y eso que el Cabezón no es de regalar elogios; pero este año corroboré sus dichos ya que siguieron sin apartarse de la línea antes descripta: mantuvieron en el cargo a un entrenador y cuerpo técnico proveniente de las inferiores, aceptaron de buen modo que el mismo DT “le baje el pulgar” a uno de los jugadores más “vendibles” y lo dieron a préstamo (Rodrigo Archubi) y no pusieron objeciones en gastar un millón y medio de dólares en la compra de un delantero que venía de capa caída: José Sand. Hoy esas actitudes rinden sus frutos dentro de la cancha: con el equipo jugando bien y ganando, con Diego Valeri como figura y revelación del torneo y con Sand como goleador del equipo.

Dicen que nadie sale campeón en la víspera y tienen razón, pero el Club Atlético Lanús tiene todas las chances de serlo y está bien que así sea. Y si por esas cosas del fútbol no se les da, no va a importar demasiado. Estoy seguro que sus dirigentes no saldrán a hacer locuras y que el DT y sus jugadores a pesar del dolor, se mostrarán serenos como siempre y analizará fríamente los por que. Mientras tanto, ellos siguen siendo ejemplo para el atribulado mundo del fútbol argentino de hoy y sus hinchas pueden estar orgullosos de ello.