SOLO LA JERARQUÍA DE BARCELONA PUDO CON ESTUDIANTES
En el fútbol hay distintas formas de jugar, distintas formas de llegar a la victoria y aunque parezca raro, también hay diferentes formas de perder. Lo visto ayer en el partido de Estudiantes frente a Barcelona, afirma lo dicho anteriormente.
Cuando se enfrentan dos equipos que a priori se ven tan diferentes, los espectadores enseguidan hacen sus presunciones e inclinan el favoritismo para el que luce más fuerte, mejor parado, con mejor material disponible tanto fuera como dentro de la cancha. Ése era el equipo español en nuestra tarde de sábado, pero el conjunto argentino supo pararse de igual a igual, no dejó jugar al rival en el primer tiempo y hasta fue más efectivo y le propinó un cachetazo cuando Boselli pudo convertir el 1-0.
Estaba claro que en la segunda mitad, el Barcelona salidría dispuesto a conseguir el empate. Tal vez allí radicó el mayor error de Estudiantes, en cederle el balón y refugiarse cada vez más cerca de su arco, sucumbiendo ante la presión de su rival. Y así fue que los dirigidos por Guardiola pudieron plasmar lo que mejor saben: atacar, ir, buscar sin freno el tanto que igualara el match.
Y de tanto ir, logró la ansiada igualdad a través de Pedro y ahí mismo la sensación fue de partido terminado, a pesar de que restaba jugarse el tiempo suplementario. Los 30 minutos de alargue fueron un calco del segundo tiempo, con un Estudiantes ya cansado que sólo ponía en cancha el orgullo y carácter que lo distingue. El segundo gol, marcado por Messi, queda para la anécdota nuestra de cada día y consagra al mejor jugador del mundo de la actualidad, que juega en el mejor equipo del planeta que puede verse en estos días.
Estudiantes fue ayer más "León" que nunca, peleando contra el mejor y mojándole la oreja durante 88 minutos. Los jugadores, cuerpo técnico e hinchas del Pincha seguramente hoy están dolidos pero pueden estar tranquilos por lo realizado, porque hay muchas formas de perder, pero caer de la manera que lo hicieron, merece el mayor de los reconocimientos y todos los aplausos.
Cuando se enfrentan dos equipos que a priori se ven tan diferentes, los espectadores enseguidan hacen sus presunciones e inclinan el favoritismo para el que luce más fuerte, mejor parado, con mejor material disponible tanto fuera como dentro de la cancha. Ése era el equipo español en nuestra tarde de sábado, pero el conjunto argentino supo pararse de igual a igual, no dejó jugar al rival en el primer tiempo y hasta fue más efectivo y le propinó un cachetazo cuando Boselli pudo convertir el 1-0.
Estaba claro que en la segunda mitad, el Barcelona salidría dispuesto a conseguir el empate. Tal vez allí radicó el mayor error de Estudiantes, en cederle el balón y refugiarse cada vez más cerca de su arco, sucumbiendo ante la presión de su rival. Y así fue que los dirigidos por Guardiola pudieron plasmar lo que mejor saben: atacar, ir, buscar sin freno el tanto que igualara el match.
Y de tanto ir, logró la ansiada igualdad a través de Pedro y ahí mismo la sensación fue de partido terminado, a pesar de que restaba jugarse el tiempo suplementario. Los 30 minutos de alargue fueron un calco del segundo tiempo, con un Estudiantes ya cansado que sólo ponía en cancha el orgullo y carácter que lo distingue. El segundo gol, marcado por Messi, queda para la anécdota nuestra de cada día y consagra al mejor jugador del mundo de la actualidad, que juega en el mejor equipo del planeta que puede verse en estos días.
Estudiantes fue ayer más "León" que nunca, peleando contra el mejor y mojándole la oreja durante 88 minutos. Los jugadores, cuerpo técnico e hinchas del Pincha seguramente hoy están dolidos pero pueden estar tranquilos por lo realizado, porque hay muchas formas de perder, pero caer de la manera que lo hicieron, merece el mayor de los reconocimientos y todos los aplausos.
Etiquetas: Actualidad
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