NOCHE DE CANCHA: INVERSAMENTE PROPORCIONALES

El último viernes jugaron Atlético de Rafaela frente a C.A.I. de Comodoro Rivadavia y al estadio me dirigí a pesar del vientito sur que azotaba mi ciudad. Es que el partido prometía, ya que el conjunto local llegaba como único puntero de la competencia y su rival como “la Cenicienta” del torneo que hasta ese momento solo había logrado un solo triunfo en ocho partidos, situación que ya le había costado el puesto al DT. Entonces, me dije, ¿qué mejor momento para ver fútbol y goles que este accesible partido?.

Y todo estaba dado para una noche de aquellas, la mesa del fútbol estaba servida mientras los equipos se saludaban

y los asistentes se apuraban para encontrar su ubicación, y ni siquiera sospecharon nada raro cuando a los 20 minutos Orlindo Ayoví marcaba el primer gol a favor del conjunto local en lo que presagiaba una noche negra. Y lo inesperado sucedió: la visita comenzó a adueñarse de las acciones y ya en el segundo tiempo consiguió marcar dos goles para dar vuelta el tanteador, quedarse con los tres puntos y cortarle una racha a “La Crema” de 13 partidos invicto en condición de local (más de un año).

Mientras volvía a mi casa tras la derrota albiceleste, analizaba una idea que hace rato me viene dando vueltas en la cabeza y que es digna de los amantes de las estadísticas, la numerología, las casualidades, el azar, la alquimia ó la quiniela: Atlético de Rafaela y River Plate son dos equipos inversamente proporcionales. Y paso a explicarles mi teoría:

Estas dos escuadras que nombré, generalmente ganan más partidos de los que pierden ó empatan durante la temporada. Pero, hete aquí, que es muy pero muy raro las veces que ambos equipos ganan en un mismo fin de semana. Generalmente, si uno gana el otro empata ó pierde su partido de la fecha, sea quien fuere el rival y ese comportamiento se traslada también a las campañas durante los torneos: cuando uno anda más o menos bien, el otro tiene problemas.

Ustedes pensarán que escribo boludeces, y tienen razón, pero este pensamiento hace varios años que me viene dando vueltas: cuando Atlético logró su ascenso al Nacional B, año 1989, River sufría con Menotti como DT. Luego en la década del 90 en que “Los Millonarios” obtuvieron varios títulos, “Los Cremosos” hacían pié en la B pero sin éxitos rutilantes. En el primer semestre de la temporada 2002-2003 podemos ubicar la excepción de la regla ya que ambos equipos obtuvieron los Campeonatos Apertura de su divisional, pero en la segunda etapa del año, River sufría de la mano de Pellegrini y Atlético ascendía a Primera División. Y un año más tarde cuando el quipo de la banda roja daba la vuelta olímpica con Astrada como DT en lo que fue su último título de AFA, el Celeste de Rafaela se iba al descenso perdiendo la promoción frente a Huracán de Tres Arroyos. Y este último fin de semana terminé de corroborar mis pensamientos ya que, como les conté antes, Atlético perdió un más que accesible encuentro y River ganó un superclásico cuando todos lo daban por muerto antes de jugar.

Crease ó no, los hechos avalan mi teoría ¿simple casualidad? ¿Fría estadística? ¿alguna mano negra? ¿Por qué el destino se ensaña en separar los caminos de estas dos instituciones que gozan de mi simpatía? ¿El mundo contra mí? ¿Grondona tiene algo que ver en todo esto? ¿Por qué está tan caro el tomate? Demasiadas preguntas que nadie sabe ni podrá responder, pero mientras tanto los invito a corroborar mis escritos durante los fines de semana venideros, prestando especial atención a los resultados de Atlético de Rafaela y River Plate y se darán cuenta de esta vil jugarreta de la diosa fortuna futbolística a la que le llegó la hora de dar a conocer en este histórico post.