CARTA A UN DIRIGENTE
Rafaela, junio de 2009.-
Señor Dirigente:
Le escribo esta carta desde mi casa. Le cuento que acabo de regresar de la cancha, luego de que nuevamente nuestro equipo haya quedado lejos de toda chance de ser campeón, y quiero de esta forma hacerle llegar mi enojo para con usted, enojo que comparto con otros hinchas que como yo, por estas horas se sienten desahuciados y todavía ahora deben estar apostados en la tribuna insultándolo, mientras la luz del estadio se diluye junto a sus ilusiones.
La verdad es que no estoy bien, señor Dirigente. No le voy a mentir ahora. El equipo que usted construyó junto al entrenador que eligió, nunca funcionó como yo y los otros fans esperábamos. Y es injusto que esta situación nos ocurra a nosotros, señor, a nosotros que seguimos al equipo a todas partes, a nosotros que sufrimos con cada pelota, con cada gol en contra. A nosotros, que gritamos, que alentamos, que ponemos dinero de nuestro bolsillo para las entradas y las banderas, que apoyamos, que estamos en las buenas y en las malas. No. No puede ser señor, no puedo convencerme ni convencer a los otros hinchas de que esto nos ocurra otra vez y quiero de esta forma que entienda la bronca de los que todavía en este momento lo siguen insultando.
Nosotros teníamos un sueño, compréndalos y compréndame, que era ver a nuestro equipo en lo más alto. Y usted, señor dirigente, no hizo nada para que eso ocurriera. Y nosotros los hinchas, señor Dirigente, nos conmovemos como sucede cada mes de Junio cuando la realidad nos muestra al equipo lejos de aquel anhelo.
Aunque, tengo que confesarle algo señor: yo soy muchos menos pasional que aquellos otros, y esta noche preferí el rápido retorno al hogar antes que quedarme en la tribuna, insultándolo a usted y a su pares. Yo elegí otro medio, que es esta carta, y mientras escribo, ya un poco más sereno, imagino todo lo que le diría en estos momentos si lo tuviera enfrente mío. ¿Y sabe una cosa, señor? Reflexionando, me acabo de dar cuenta de una cosa: tanto yo como esos que dicen llamarse “Hinchas” nos acordamos de usted ahora, en este mes, cuando las cosas no salieron como se esperaban, pero no fueron (no fuimos) capaces de ir a preguntarle si necesitaba ayuda un año atrás cuando usted planificaba la temporada. ¡Y todavía tenemos el tupé de criticarlo, de evaluar su gestión! Cuando, mientras usted pensaba como afrontaría los gastos que origina la campaña, nosotros leíamos el diario pensando en que jugadores llegarían; ó cuando usted pasaba muchas noches reunido con otros dirigentes, empresarios y profesionales nosotros esperábamos tranquilamente el comienzo de un nuevo torneo, tranquilos en nuestra casa.
Solo le voy a pedir algo en mi nombre y en el de aquellos: sepa disculparnos, señor Dirigente Estamos siendo injustos con usted, lo reconozco. Vuelvo a la imaginaria imagen suya de estos momentos y estoy seguro que usted esta noche se sentirá más abatido que yo. No lo dudo. Si usted es tan hincha como yo, como ellos. Usted también sigue al equipo a todas partes, sufre con cada pelota, con cada gol en contra, grita, alienta, pone dinero de su bolsillo y apoya en las buenas y en las malas. Y como si fuera poco, al fracaso futbolístico del equipo que usted está sufriendo como hincha que es, seguramente le estará agregando una dosis de frustración personal, que viene acompañado por un mar de dudas, que lo hacen rever lo actuado hasta aquí y meditar si se ha equivocado en algún momento. Una vez más, le pido sinceras disculpas señor Dirigente. Los pibes son pasionales ¿vio? Y por ahí se dejan llevar por unos pocos, motorizados por el dolor de no poder ser.
Y yo en mi casa, como le decía la principio, mientras usted seguramente todavía no regresó a la suya porque se quedó trabajando para organizar los días que vendrán pensando en cambiar para mejor, aprovecho estas líneas para agradecerle. Gracias por estar, gracias por trabajar por mi club, por las horas lejos de su hogar y de su familia en pos de un sueño de muchos, que unos pocos valientes, como usted señor, se atreven a liderar. Gracias por representar a mi equipo con responsabilidad, por dejar su nombre limpio y bien parado por donde sea. Gracias por sentir el fútbol como yo lo hago, por ser más hincha que yo ó que los otros, por entender que nosotros nos conmovemos pero no nos movemos y a veces nos extralimitamos en nuestro derecho de “hinchas” y lo castigamos a usted, señor.
Entiéndanos por favor, sepa usted comprender que cuando al arriero se le empantana el carro, seguramente castigará a su caballo más fiel, porque sabe que es el que lo sacará del barro.
Con afecto y respeto, desde el tablón.
Etiquetas: Relatos
2 Comments:
exelente.lo mismo que estas lineas reflejan senti el domingo cuando fui al coloso.hasta el 0-0 habia que matar a todos,pero despues los animos se calmaron un poco.pero muy pocos recuerdan cuando hace un año atras buscaban gente para la nueva comision y nadie podia por distintos motivos.desde aca felicito a los "pibes" de la subcomision de futbol por el trabajo realizado este año, y que seguramente trabajando como lo hicieron, el objetivo planteado llegara,porque como dijo malacho,es inevitable el ascenso.
sin desperdicio...
desde Curitiba
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