AUNQUE USTED NO LO CREA

Cuando Diego Maradona oficializó la lista de los veintitrés jugadores que formarían el plantel para disputar la Copa Mundial, hubo un nombre que llamó la atención de todo el mundo y ese fue el de Ariel Garcé. Todos, absolutamente todos, se preguntaban que méritos había hecho el actual jugador de Colón de Santa Fe que con sólo un amistoso frente a Haití en este proceso se hizo un lugar en las filas albicelestes, en desmedro de otros jugadores con muchas más experiencia, trayectoria y que, fundamentalmente, juegan mejor que él.
Pasados diez días de la citación definitiva y a ocho del debut de Argentina en el Mundial tampoco tenemos una explicación clara de las causas que produjeron esta especie de milagro futbolístico pero lo cierto es que Garcé, un jugador surgido en River Plate que arrancó su carrera como segundo marcador central y luego fue desplazado como marcador de punta derecho y que pasó por Olimpo, Rosario Central y alguna vez fue suspendido por dóping, es una muestra más de que en todos los planteles nacionales que disputan mundiales o torneos oficiales siempre aparece algún tapado que dá el batacazo.

Como fué el para nosotros desconocido arquero Héctor Zelada en el Mundial ´86, Néstor Lorenzo en el ´90, Pablo Paz y Mauricio Pineda en el 98, Pablo Cavallero en el 2002 ó Cufré en el 2006, hoy le toca a "El Chino" estar en boca de todos y tal vez dentro de unos años nos preguntemos, al igual que todos los que nombré anteriormente, ¿cómo mierd* hicieron estos tipos para estar en una selección mundialista?

Seguramente el actual entrenador, al igual que otros que ocuparon su lugar en diferentes momentos, debe tener sus fuertes motivos para citar al player que hoy nos ocupa y quien te dice que, como sucedió con otros casos que alguna vez citamos, Ariel Garcé pueda afirmarse en el elenco titular y ser pieza fundamental del equipo.

El tiempo, sólo el tiempo, nos dará la respuesta. Mientras tanto los que vemos al fútbol desde afuera seguimos mirándonos extrañados y pensando socarronas bromas aunque a Garcé ¿quién le quita lo bailado?