PIDO GANCHO: RAMON ANGEL DÍAZ
En el día de ayer, 29 de agosto del 2006, cumplió 47 años el segundo riojano más famoso: Ramon Angel Díaz.
El "Pelado" fué un jugador extraordinario. Dueño de una gran velocidad y y una frialdad para definir pocas veces vista que se destacó como delantero goleador en todos los clubes que jugó.
Su debut en primera se produjo en el año 1978 en River Plate con sólo diecinueve años de edad, cuando por esa época los debutantes eran de más de veinte. En ese tiempo fué convocado por César Menotti a la Selección Juvenil, formando una gran dupla con Diego Maradona que le valió el Subcampeonato Sudamericano y, un año después, ganando el primer campeonato mundial de la categoría para nuestro país. Ya de regreso, integró el plantel millonario tricampeón 1980/81 siendo transferido al Nápoli italiano a mediados de 1982.
En Italia se desempeñó en el ya mencionado Nápoli, Avellino, Fiorentina e Inter (siendo campeón y goleador del torneo en 1989), luego jugó en Mónaco de Francia, regresó a River en 1991 para finalmente irse en 1993 a vivir su "jubilación de privilegio" en el Yokohama Marinos de Japón donde se retiró un año después.
A mediados de 1995, es convocado por la dirigencia riverplatense para hacerse cargo de la dirección técnica del equipo y, a pesar de su nula experiencia en el cargo y las críticas recibidas, Ramón se las arregló para darle un buen funcionamiento al equipo de grandes jugadores que tenía, consiguiendo la Copa Libertadores en 1996, un nuevo tricampeonato entre 1996/97 y, de postre, la Supercopa (hoy Sudamericana) 1997 marcando la última etapa más gloriosa del club de sus amores. Luego de un período en donde estuvo alejado de su profesión de DT, volvió en el año 2000 para conquistar un nuevo título con River Plate, del que se despediría enfrentado con la dirigencia, un año después.
Ramón Angel "Pelado" Díaz fué es y seguirá siendo un ganador nato. Desde que peleaba el puesto con Leopoldo Luque a fines de los años 70 y él se lo ganó a base de entrar en los últimos quince minutos del partido y convertir; pasando por su desempeño en Europa (donde en esos años sólo jugaban tres extranjeros por equipo y casi ni había argentinos) que le valió, además de una abultada cuenta bancaria, un roce internacional que modificó su forma de jugar (aun más veloz y más certero) y su carácter (llegando a ser amigo personal de los príncipes de Mónaco); en su regreso triunfal a River Plate, ganando campeonatos y siendo goleador cuando la mayoría de los hinchas pensaban que venía "a robar"; y cuando fué a Japón a dictar cátedra siendo goleador del torneo (gracias a las asistencias de sus compañeros que él premiaba con cien dólares cada una), figura y campeón con su equipo; hasta su desempeño ya detallado como director técnico donde premiaba a sus jugadores, luego de las grandes victorias, regalándoles una camioneta 4x4 para sortear entre el plantel.
Con cara de gil, pero sin una pizca de ello. Inteligentísimo, rápido, vivo, con gran temple en la adversidad como cuando en su mejor momento futbolístico lo excluían de la selección por estar peleado con Maradona y él ni se inmutaba, Ramón Díaz merece el reconocimiento como uno de los más grandes del fútbol nacional y la verdad que, hoy por hoy, se lo extraña bastante.
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