miércoles, abril 25, 2007

ÍDOLO AL BANCO



El hincha los elige. Ya sea por su carisma, por sus actuaciones ó por el tiempo que pasaron en el club hay jugadores que indiscutiblemente son ídolos. Si bien últimamente en nuestro país cada vez hay menos, todo hincha que se precie de tal, idolatra a algún jugador que haya pasado ó juegue actualmente en su equipo.

¿Pero que pasa cuando el ídolo es confinado al banco de suplentes? La actual situación de Guillermo Barros Schelotto en Boca me llevó a reveer algunos casos de jugadores que siendo indiscutibles para la hinchada, no lo fueron tanto para el DT de turno y terminaron mirando el partido desde el banco ó peor aún, desde la platea.

Inmediatamente se me viene a la memoria el caso del Norberto Alonso en River versión 1985/ 86 quien comenzó siendo titular pero una inoportuna expulsión lo dejó afuera algunos partidos y al volver se encontró con que el recién llegado al club Claudio Morresi la estaba descosiendo y haciendo una dupla fenomenal con Enzo Francéscoli. El por entonces DT del equipo “Bambino” Veira se decidió por la continuidad del ya mencionado Morresi, relegando al Beto a la suplencia, cosa que se bancó por casi un año calladito la boca y con la mejor cara de culo durante los partidos que a veces ni lograba jugar aunque sea un minuto. Al transferir al uruguayo, recobraría la titularidad y acá no ha pasado nada.

Otro caso que recuerdo es el de Hugo Gatti quien, allá por 1988, no conseguía tener un nivel parejo y fue reemplazado por un joven Carlos Navarro Montoya. Gatti, contrariamente a Alonso, no aceptó ir al banco de suplentes y el caso terminó con el apresurado retiro del ídolo y sin la despedida que se hubiera merecido.

Otro caso que llega a mi memoria mientras escribo esto, es uno menos trascendente y más localista, y es el del hoy famoso Gustavo Alfaro en Atlético de Rafaela. Es que “Lechuga”, si bien no fue lo que se dice un ídolo, fue (y es) un referente obligado en el equipo “cremoso”. Jugador del club desde su infancia, capitán en el ascenso al Nacional B, y titular indiscutido en los primeros años de este club en el profesionalismo de AFA, Alfaro tuvo unas lesiones que al regresar a la actividad, le hicieron menguar considerablemente su nivel y los exigentes hinchas comenzaron a perder la paciencia con este jugador. Él por su cuenta, decidió hacer un lento retiro, pasando por el banco de suplentes, luego sólo yendo a entrenar para más tarde abandonar definitivamente la actividad y dedicarse a su otra pasión: la dirección técnica, donde a la postre obtendría mucho más reconocimiento y donde seguramente podrá aplicar su experiencia personal.

Tres ejemplos del mismo caso, con distinta resolución nos muestran que la situación para los DT no debe ser para nada cómoda, pero a la mayoría de ellos no les tiembla el pulso si al que deben excluir del equipo es un ídolo de la gente. Y para el jugador, se abre un debate en donde pesan tanto las decisiones de la mente como las de corazón. ¿Qué hacer? ¿Seguir en el ostracismo, retirarse triunfal pero con algo más para dar ó buscar nuevos horizontes?

Los casos son difíciles. El hincha las quiere todas: ganar y que juegue el que ellos idolatran. Pero no siempre se puede, y se plantean los problemas como el actual de Guille en Boca del cual, sentadito en mi casa y con la cabeza fría les digo la verdad, yo no se bien que haría.
N del R: este post fue escrito el Lunes 16/04, antes de conocerse la confirmación del pase de Schelotto. La actualidad atropella.

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