DE MEMORIA: EL POCO GLAMOUR DE GOYCO
 A comienzos de la década del ´90, el marketing ya se había instalado dentro del fútbol y las grandes marcas comenzaban a ver con buenos ojos a este deporte en general y a los jugadores en particular como elementos para poder hacer conocidos sus productos. Pero en aquella época, lo que todavía no se había dado es el proceso de “farandulización” de la actividad, y para el gran público los futbolistas todavía eran esos “cabecitas” con algo de dinero, más cerca de ser un nuevo rico que alguien de la alta sociedad. Así que a los players, poco le importaba el “que dirán” y hacían cualquier cosa por obtener algún manguito extra, sin pensar en las consecuencias.
 A comienzos de la década del ´90, el marketing ya se había instalado dentro del fútbol y las grandes marcas comenzaban a ver con buenos ojos a este deporte en general y a los jugadores en particular como elementos para poder hacer conocidos sus productos. Pero en aquella época, lo que todavía no se había dado es el proceso de “farandulización” de la actividad, y para el gran público los futbolistas todavía eran esos “cabecitas” con algo de dinero, más cerca de ser un nuevo rico que alguien de la alta sociedad. Así que a los players, poco le importaba el “que dirán” y hacían cualquier cosa por obtener algún manguito extra, sin pensar en las consecuencias.Tras la consagratoria actuación de Sergio Goycochea en el Mundial de Italia 1990, el golero volvió al país transformado casi en un héroe nacional y le llovieron propuestas de todo tipo: de trabajo, decentes e indecentes. Entre ellas, todavía sin poder definir en que rubro ubicarla, Goyco aceptó ser modelo de una marca de ropa interior masculina que no solo utilizó su figura para lanzar afiches promocionales que inundaron los locales de venta de todo el país, si no que también fue utilizada en el mismísimo packaging de los calzoncillos y camisetas (foto).
La promoción fue un boom y dio que hablar entre los futboleros que no estaban acostumbrados a ver a sus ídolos posando con poca ropa por ahí, pero también fue bien recibida por el público femenino y gay de todas las edades que suspiraba al ver el trabajado físico de “Necochea” (como le decía mi abuela) sin importarle el poco glamour demostrado por el arquero de la selección; cosa que no se si repetiría el día de hoy.
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